Hace un tiempo escribí un artículo titulado «Saber cerrar un hotel«, porque en esta industria siempre hablamos de aperturas como grandes logros —y lo son—, pero rara vez se reconoce la importancia, sensibilidad y complejidad de un cierre. Ahora que me encuentro en plena apertura de hotel, toca irnos al otro extremo del ciclo. ¡Hora de hablar de nacimientos!
Porque sí, una apertura es un nacimiento en toda regla. Emoción, caos, ilusión, muchas dudas, falta de sueño (¡quién necesita dormir en plena pre-apertura, casi que nos llevamos la Quechua y dormíamos entre ladrillos y hormigón, right? ), discusiones, expectativas, y ese vínculo que se forma con el equipo que… bueno, si no es amor, es lo más parecido.
Romegas Hotel: Un bebé con mucha historia… y 500 años de antigüedad
Hoy puedo compartir con mucha ilusión que estoy involucrada en la próxima apertura de Romègas Hotel, un proyecto verdaderamente especial que abrirá sus puertas a finales de este año en Valletta, Malta. Será un hotel boutique 5 estrellas de 23 habitaciones, ubicado en un palacio protegido de más de 500 años. Sí, 500. Ahí es nada.
La web está en construcción (igual que el hotel, y un poco también como nosotros durante el proceso), pero ya se puede sentir el alma de lo que será este lugar. Qué maravilla formar parte de esta historia.
Un partnership con sabor internacional
Además, tengo la suerte de compartir esta aventura con una gran profesional: Núria Galiá, de Lu&Bo , quien liderará la representación del hotel en el mercado USA, donde tiene una trayectoria brillante. Por mi parte, me encargaré de representar el hotel en Europa, trabajando con agencias, TTOO y profesionales del sector que valoran la autenticidad, el diseño, la historia… y sí, el lujo con alma.
Lo bonito de mi trabajo: adaptarme a hoteles únicos
Lo que hace especial este proyecto —además de su ubicación y su historia— es que se suma a otros hoteles con los que ya tengo el placer de colaborar. Porque si algo me apasiona de mi trabajo es precisamente esto: poder asesorar y representar hoteles muy distintos entre sí, pero que tienen algo en común: un alma única.
No se trata de encajar todos en el mismo molde, sino de adaptarme a cada propiedad, a su esencia, a su propósito. No quiero imponer mis normas ni opinar sin que me pregunten, cada hotel tiene sus formas y yo puedo asesorarles pero no intentar cambiarles. Romégas será uno más de esos hoteles que se quedan conmigo para siempre. Y eso, créeme, es un lujo que aprecio mucho.
Abrir un hotel es como criar un hijo (con todo lo que eso implica)
He participado en varias aperturas, pero como todo en la vida, hay algunas que se te quedan tatuadas. En mi caso, esa fue Finca Cortesin, donde estuve más de nueve años y que aún hoy considero mi bebé profesional.
Ver cómo un hotel nace, cómo evoluciona, cómo se posiciona… es un proceso apasionante. Te involucras a tal punto que te duele cuando recibe algún comentario malo y te llena de orgullo cuando lo ves brillar.
Y sí, como en toda familia, hay momentos de desacuerdo:
— ¿Este es el posicionamiento correcto?
— ¿La estrategia comercial está alineada?
— ¿Estamos todos en la misma página?
Spoiler: no siempre. Pero eso también es parte del proceso y del juego. Y cuando todo empieza a encajar, cuando los primeros huéspedes cruzan la puerta, cuando las habitaciones huelen a nuevo y a historia al mismo tiempo… ahí es cuando sabes que todo ha merecido la pena o mejor dicho, la alegría.
La magia (y el reto) de abrir un hotel
No se trata sólo de levantar un edificio. Se trata de crear una identidad, una experiencia que deje huella. En Romégas vamos a ofrecer algo muy especial, algo que combine lo íntimo y lo majestuoso, lo local y lo internacional, lo contemporáneo con lo eterno.
Abrir un hotel es apostar por el futuro. Y eso, en los tiempos que corren, es un lujo en sí mismo.
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