Mi Opinión Personal sobre el Real Decreto 933/2021 Normativa sobre Registro de Hospedaje : ¿Por el Bien de Quién?
Ayer se publicó el Real Decreto 933/2021 sobre la nueva normativa de registro de hospedaje, y como alguien con años de experiencia en el sector hotelero, tanto en back office como in front of the house, quiero compartir mi punto de vista. ¿Me lo habéis pedido? No, pero os lo doy igualmente. Y, sinceramente, me encantaría que vosotros también opinaseis, porque esto nos afecta a todos (o quizá no…).
Esta nueva normativa exige a los alojamientos recopilar y reportar mucha más información sobre los huéspedes. Desde mi perspectiva, no beneficia ni a los hoteles ni a los clientes. Al contrario, creo que solo generará más desconfianza entre ambas partes. Os pongo un ejemplo que, seguro, los que trabajáis en esto habéis vivido más de una vez:
- Buenas tardes, Sr. Smith. Bienvenido a nuestro hotel. ¿Podría facilitarme su pasaporte/DNI y su tarjeta de crédito como garantía?
- ¿Mi tarjeta de crédito? ¡De ninguna manera! Ya he pagado por adelantado y no quiero que tengan mis datos.
- Lo entiendo, Sr. Smith, pero son las normas del hotel y, sin tarjeta, no podremos completar el check-in, no lo permite el sistema (es cuando me acuerdo del famoso «COMPUTER SAYS NOOO» de Carol Beer en Little Britain).
- ¡He viajado por todo el mundo y nunca me han pedido la tarjeta!
Si esto ya nos sucedía antes, imaginad lo que se viene ahora con esta nueva normativa… ¿Estamos preparados para lo que implica?
¿Qué ha cambiado?
Antes, los hoteles solo estábamos obligados a registrar datos básicos de los huéspedes (nombre, DNI o pasaporte) y enviarlos a las fuerzas de seguridad. Ahora, con esta nueva ley, las exigencias han aumentado considerablemente:
- Más datos personales y sobre la estancia: No solo la fecha de entrada y salida, sino también detalles como el método de pago y los servicios contratados.
- Mayor frecuencia de envío: Los datos deberán reportarse en plazos mucho más ajustados y enviarse al Ministerio del Interior a través de una plataforma específica.
- Ampliación del ámbito de aplicación: Ahora también incluye apartamentos turísticos y viviendas de uso turístico.
¿Cómo afecta esto a los establecimientos?
Para los hoteles, esta normativa supone una carga adicional nada sencilla de asumir:
- Inversión tecnológica: Muchos sistemas de gestión deberán actualizarse para cumplir con estas exigencias, algo que no todos los establecimientos tienen implementado.
- Mayor carga administrativa: Recolectar y transmitir toda esta información en tiempo real no será fácil, y probablemente repercutirá en la atención al cliente. El cara a cara, la amabilidad y la espontaneidad podrían verse relegados por el esfuerzo de recolectar los datos.
- Riesgo de sanciones: El incumplimiento puede acarrear multas importantes, lo que nos obliga a ser muy precisos. Pero, ¿cómo comprobamos que los datos que proporciona el cliente son reales? ¿Acusaremos a los huéspedes de mentir si sospechamos algo?
¿Y qué significa para los huéspedes?
Desde el punto de vista del cliente, esto puede percibirse como una invasión de privacidad:
- Más datos personales: Ahora tendrán que compartir más información que nunca. Y, sin embargo, seguimos lidiando con audios interminables sobre «protección de datos» al llamar a cualquier sitio. Entonces, ¿quién protege los míos?
- Procesos de check-in más largos: Especialmente en alojamientos pequeños que aún no cuentan con sistemas digitales.
- Desconfianza: Aunque el objetivo es reforzar la seguridad (¿la de quién exactamente?), me temo que los clientes podrían sentirse más incómodos al proporcionar tantos datos.
Mi conclusión personal
Sinceramente, no veo cómo estos cambios puedan ser positivos ni para los establecimientos ni para los huéspedes. Tendríamos que preguntarnos a quién beneficia realmente. Los hoteles afrontaremos más trámites y mayores costos, mientras que los clientes podrían desconfiar al ver el aumento de solicitudes de información.
Más que mejorar la seguridad, esta medida podría dificultar la relación de confianza que tanto cuidamos en el sector hotelero. Incluso podría entrar en conflicto con normativas europeas de protección de datos y privacidad, generando dudas sobre su aplicabilidad a nivel legal.
Por otro lado, estas medidas parecen excesivamente intrusivas, evocando sistemas de control como el de la Alemania comunista y el Stasi, donde se recopilaban datos masivos sobre cada ciudadano, sacrificando la privacidad en nombre de la seguridad. No deberíamos permitir que nuestras políticas turísticas adopten un enfoque que convierta la experiencia del viajero en un proceso burocrático y frío.
Desde mi perspectiva, reforzar la seguridad no debería implicar crear más barreras y tensiones entre huéspedes y hoteles. El equilibrio entre control y confianza es delicado, y esta normativa parece inclinar demasiado la balanza hacia el control.
En algún momento, se nos ha olvidado que somos un país conocido por su cordialidad, amabilidad y turismo. No permitamos que estas normativas nos hagan perder nuestra esencia.